sábado, 18 de julio de 2015

Crítica: Martyrs

Martyrs


Título original: Martyrs
Director: Pascal Laugier
Guión: Pascal Laugier
Reparto: Morjana Alaoui, Mylène Jampanoï, Catherine Bégin, Isabelle Chasse, Jessie Pham
Año: 2008
Subgénero: Gore, Torture porn, Drama, Terror psicológico
Página web oficial: http://www.martyrs-lefilm.com/

Sinopsis: 
 De pequeña Lucie fue secuestrada y torturada hasta que consiguió escapar.


En el orfanato se hizo amiga de Anna, la única chica que se acercaba a ella y se apiadaba de su situación.


Años después, Lucie encuentra a la familia que la había torturado y se venga de ellos.


Anna colabora con ella para limpiar la escena del crimen, pero ambas deberán enfrentarse a un extraño inquilino que hay en la casa.



Crítica:
El terror francés tiene muchísimos seguidores. El fruto de su éxito yace en que sus realizadores llevan el gore al extremo. Pocos son capaces de ver alguna obra de ese género y evitar una mueca de asco. Un claro ejemplo son las películas de Alexandre Aja, el cual empezó a darse a conocer con Alta tensión y se consagró como un director de culto con el remake americano Las colinas tienen ojos. Martyrs no solo sigue la estela del terror francés sino que lo une con la moda del mal llamado torture porn que comenzó en 2004 con Saw y nos han dejado películas difíciles de olvidar como Hostel.
Pascal Laugier se ha marcado como objetivo impactar a los espectadores creando este carrusel de violencia y gore. Utiliza los cuerpos de mujeres y niños para desatar un frenesí sangriento que para algunos puede resultar difícil de ver. Y es que Martyrs ataca a la sensibilidad de los espectadores y no solo se sirve de la fragilidad de las víctimas, sino que adopta una perspectiva psicológica que rara vez hemos podido ver unida al gore o al terror francés. Aunque no prescinde de ser todo lo gráfica que pueda, equilibra también el terror psicológico y juega con las emociones y los traumas de las víctimas. La dirección sabe como manipular la mente del espectador. Por una parte humaniza a los agresores para compadecerte de su terrible destino pero más tarde los deshumaniza hasta el punto de no verles la cara, como si fueran fríos monstruos desalmados.



El guión se divide en dos partes bien diferenciadas y separadas por un giro argumental. Huelga decir que está más elaborado en la primera parte que en la segunda, ya que esta última es mucho más torture porn y por tanto más gráfica. Comenzamos con la narración del pasado de Lucie contado a contrarreloj durante los créditos. Tras el título y alguna que otra escena confusa empieza el impacto y se desarrolla una historia de venganza intercalada con escenas de un pasado traumático. No obstante, esta parte no se salva de situaciones ilógicas que restan verosimilitud  a la cinta. ¿Por qué las protagonistas permanecen en ese lugar como si nada, duermen y hacen su vida allí? Con respecto a la segunda parte, el suspense se va desvaneciendo poco a poco a medida que se atan todos los cabos sueltos con las aterradoras verdades. El guión cambia de dirección una y otra vez, por lo que resulta difícil mantener la coherencia. En su último metraje, hay un punto muerto donde las conversaciones se reducen drásticamente y se produce una serie de actos violentos unos tras otros: silencios, quejidos, silencios, gemidos, etc. Para rematar tenemos un giro final con un toque místico que hace preguntarnos si de verdad estamos viendo Martyrs o si por un momento hemos cambiado de canal. 



A diferencia de muchas otras películas del subgénero gore, los personajes son profundos y con un trasfondo psicológico bien trazado. Todo el peso de la película cae en dos personajes bien diferenciados y que suponen una antítesis el uno del otro. Por un lado, tenemos a Lucie, una chica perturbada, impulsiva y muy agresiva;  por otro lado, tenemos a Anna, una chica amable, compasiva y altruista. Una representa el amor y la otra el odio, pero ambas son partícipes de esta espiral de violencia de una forma muy distinta. Interpretan su personaje de forma correcta.
El gran fallo que tiene la película son los efectos de maquillaje y atrezo. Se nota bastante el uso de muñecos para imitar el cuerpo humano o las prótesis ocultas tras kilos de maquillaje. De un modo u otro, también chirría bastante ver cuerpos magullados y sucios con artilugios metálicos impolutos y brillantes.
Martyrs es una película diferente, digna de ver pero, como muchas otras, tiene sus defectos y los suyos son fruto de querer abarcar demasiado en 90 minutos.



Lo mejor:
los personajes, el trasfondo que hay detrás y las escenas violentas.
Lo peor: los 30 minutos finales y los efectos visuales.
El momento: el baño de Sarah.

Calificación: 3/5




Las imágenes de la película son propiedad de Coproducción Francia-Canadá; Canal Horizons, Canal+, CinéCinéma, Eskwad, TCB Film y Wild Bunch.

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